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Solemnity of Christ the King (A)

Cristo Rey  (ciclo A)                                                                       

EL REINO Y LA CRUZ                                 

El último domingo del año, fiesta de Cristo Rey, nuestra mirada se dirige no hacia un trono de oro sino hacia una cruz donde muere un ajusticiado. ¡Misteriosa paradoja! El Reino anunciado por los profetas ya ha llegado. ¿Dónde está este Reino?  ¡Aquí, en medio de nosotros! ¡Dentro de nosotros! ¿Cómo es este nuevo Reino? Cristo nos lo aclara muchas veces: "Mi reino no es de este mundo". "Los reyes de las naciones dominan, pero entre vosotros que no sea así. El más grande sea como el que sirve".

Hermanas y hermanos:

1. El Reino está dentro de nosotros, nace y crece con la fuerza del Espíritu, vive con la Eucaristía y con el amor hecho obras. Se manifiesta sólo buscando el sacrificio y los desprecios para probar nuestro amor, desapareciendo a los ojos de los hombres para que surja y aparezca en toda la bondad de Dios. Orígenes enseña que el reino de Dios no ha de venir espectacularmente, ni dirán: vedlo aquí o vedlo allí, sino que el reino de Dios está dentro de nuestro corazón. Cuando pedimos que venga este Reino lo que pedimos es que este Reino que está dentro salga fuera»

2. El criterio para pertenecer al Reino es la caridad entendida como solidaridad con el que no tiene lo necesario para su subsistencia; hay que darle de comer y de beber. Con el que no tiene trabajo; hay que vestir al desnudo. Con el que no tiene casa; hay que hospedar al peregrino. Con el que no tiene garantías para su salud; hay que visitar al enfermo. Con el que no puede defender su dignidad social; hay que visitar a los encarcelados. Si nosotros queremos saber si pertenecemos al Reino de Dios, debemos preguntarnos sobre como practicamos las obras de misericordia.

3. Pilatos mando escribir sobre la cruz: "Jesús Nazareno, rey de los judíos"  porque ya antes le había preguntado: "¿Tú eres rey?" En la antigüedad  la cruz era castigo, condenación, pero Cristo la ha hecho honorable; antes era símbolo de condenación, ahora causa de salvación. La cruz se ha convertido para nosotros en causa de innumerables bienes: nos libró del error, iluminó a los que estaban en tinieblas, reconcilió con Dios a los que eran prisioneros, a los extraños los hizo de casa, a los que estaban alejados los acercó. Ésta es la revolución del amor, la defensa de la paz, el tesoro de innumerables bienes.

Enamorémonos del símbolo de nuestra realeza al ritmo de esta reflexión de San Juan Crisóstomo: "Todo se perfecciona entre nosotros por la cruz. Cuando necesitamos renovarnos, purificarnos,  alimenta­mos, allí está siempre este símbolo de victoria. Por eso lo dibujamos con fervor sobre nuestras casas, sobre las pare­des, sobre las ventanas, sobre nuestra frente y sobre el cora­zón. Porque éste es el signo de nuestra salvación, el signo de la libertad del género humano, el signo de la bondad del Señor para con nosotros.

Solemnity of Christ the King (Year A)                                  &nb

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