ePriest.com: Your Spanish Homily

Readings

Reading I: Numbers 21:4-9
Psalm: Psalms 78:1-2, 34-35, 36-37, 38
Reading II: Philippians 2:6-11
Gospel: John 3:13-17

Preaching Tip

Our Primary Duty

As priests, what is our primary duty? The Second Vatican Council didn't hem and haw about the answer:

  • "The primary duty of priests is the proclamation of the Gospel of God to all" (Decree on the Life and Ministry of Priests, #4).

Is that how we think of ourselves? It's worth reflecting about.

Even the celebration of the sacraments finds its fullest meaning in the context of that mission:

  • "The Decree on the Ministry and Life of Priests is especially clear in relating the ministry of preaching to that of the celebration of the sacraments.
  • "Since these sacraments are sacraments of faith, and since ‘faith is born of the Word and nourished by it,' the preaching of the Word is an essential part of the celebration of the sacraments.
  • "This is especially true in the celebration of the Eucharist, the document goes on to note, for ‘in this celebration the proclamation of the death and resurrection of the Lord is inseparably joined both to the response of the people who hear, and to the very offering whereby Christ ratified the New Testament in His blood.'"

Fulfilled in Your Hearing, United States Conference of Catholic Bishops, 1982

                                                                                LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

"Es necesario que el hijo del hombre sea levantado para que todo el que crea en él tenga la vida eterna" nos dice San Juan en el Evangelio de hoy. La exaltación de la cruz, fiesta que estamos celebrando, ha de ser para nosotros ocasión para recordar y proclamar muy alto que Cristo ha muerto en la cruz para redimirnos, y que todos los que son de Cristo no pueden pretender otra gloria que ésta. Tengamos, pues, los mismos sentimientos que tuvo Cristo y no queramos conformarnos a este mundo.

Hermanas y hermanos:

1. Jesús nos invita a seguirlo, abrazando la cruz de cada día. "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga". En la Cruz de Jesucristo Dios nos manifiesta su amor. Saber sufrir con amor es la sabiduría de Dios. La exaltación de la santa Cruz nos permite conocer un aspecto de su corazón, que sólo Dios podía revelarnos: La herida provocada por el pecado y por la ingratitud del hombre se convierte en fuente, no solo de una sobreabundancia de amor, sino también de una nueva fuerza de vida.

2. Pero no existe solamente la cruz de Cristo, existe también nuestra cruz. ¿Cuál es esta cruz? La muerte, la enfermedad, las numerosas heridas que el hombre recibe en la carne y en el corazón, se convierten para las criaturas en una ocasión para dejarse invadir más intensamente por la vida misma de Dios. La pasión de Cristo está todo el año y todos los días en nuestras calles, en cada hombre o mujer que sufre. En cada uno de estos hermanos nuestros, Cristo "sufre y muere", pues se identifica con ellos. Toda deformación y cicatriz en el rostro del hombre es bofetada en el de Cristo. "Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo", decía Pascal.

3. La cruz marca surcos profundos en las espaldas y en el corazón. Lo que cuenta no es que la cruz esté hecha a tu medida. Lo esencial es que tú seas a la medida de Cristo. La cruz desgarra, arranca la piel, aplasta, doblega. Esa cruz que te cae encima en el momento menos oportuno: una enfermedad, aquel golpe cobarde que te ha venido de un amigo, aquella frase que tenía el chasquido de un latigazo, aquella calumnia que te ha dejado sin respiración, es "tu" cruz. Esa cruz que te parece excesiva, y desproporcionada a tus débiles fuerzas es la "tuya".

Lo importante de la cruz es lo que señala y significa, lo que nos dice y nos recuerda; porque la cruz es una señal, la señal de los cristianos. Necesitamos recuperar el valor de la cruz. El cristiano hoy padece innumerables cruces que lo agobian y ponen en el límite su fe y esperanza.

Tengamos siempre en nuestras casas la Santa Cruz. Un crucifijo que nos recuerde lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos. Y ojalá besemos de vez en cuando sus manos y sus pies. Así lo hacían siempre los santos. Si somos discípulos de Cristo estaremos siempre con él en la cruz.


English Translation

The Exaltation of the Holy Cross

“[T]he Son of Man must be lifted up, so that everyone who believes in him may have eternal life” St John tells us in today’s Gospel. The Exaltation