ePriest.com: Your Spanish Homily

A II Cuaresma             

CONVERTIRNOS Y TRANSFIGURARNOS

Para seguir a Jesús necesitamos momentos como el de la transfiguración y, gracias a Dios, también nosotros los tenemos, aunque no sea de un modo tan solemne como el que vivieron Pedro, Santiago y Juan sobre el monte Tabor. Momentos para darnos cuenta de que el camino de Jesús es un camino luminoso, y que realmente en él se manifiesta toda la gloria de Dios. Necesitamos momentos de silencio para oír las palabras del Padre resonando en nuestro interior: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo".

Hermanas y hermanos:

1.  La escena de la Transfiguración afianzó la fe de los apóstoles y los ayudó a entender el sentido de la Pascua. Pedro, Santiago y Juan se sienten tentados a instalarse en aquella experiencia de éxtasis divino. "Señor, qué bien se esta aquí, hagamos tres tiendas". Sin embargo, esto no va a ser posible pues se trata de una visión fugaz. Su misión era la de bajar del monte y seguir valerosamente las huellas de Cristo hasta la cruz.

Este es también el sentido de nuestra vocación cristiana: Continuamente necesitamos desprendernos de las cosas de este mundo porque son pasajeras. La vida es un puente sobre el río. No es para quedarse en medio, sino para llegar al otro lado. Desprendernos, sobre todo, de nuestras costumbres que nos estancan en la mediocridad o tal vez en el  pecado. Cuesta, pero si no se paga este precio, no hay salvación.

2.  La Transfiguración de Cristo es también una llamada a la esperanza en la vida eterna. Una anticipación del triunfo glorioso de Cristo. Cuando Pedro escribe a las primeras comunidades, está recordando la experiencia del monte Tabor:  "Todavía no habéis visto a Cristo pero le amáis; sin verlo creéis en él, y os alegráis con un gozo inefable y radiante que ya os transfigura". Este texto se lee desde hace dos mil años.

Cristo sigue depositando en nosotros un reflejo de su rostro, "transfigurando" aquello que nos inquieta de nosotros mismos. Podemos abandonarnos en Cristo, Y Él continuará realizando dentro de nosotros un imperceptible cambio, una "transfiguración", a cualquier edad de nuestra vida.

3.  Durante esta cuaresma debemos convertirnos y transfigurarnos para parecernos cada vez más a Jesucristo. Queremos ser como Él, llegar al cielo para estar con Él, pero ¿Podremos pagar el precio de la cruz? ¿Seremos capaces de salir de la rutina y de la mediocridad? ¿Perseveraremos en el camino de la fe que implica el desapego de las cosas, la perseverancia en el uso de los medios y el abandono en las manos de Dios para vivir en la gracia santificante lo que pronto será la perfección del paraíso?

Necesitamos almas transfiguradas por la gracia que siembren un rayo de luz en el mundo, que sean capaces de mostrar con su vida santa la luz de Cristo resucitado. No se trata de comprender la persona de Cristo, sino de aceptarlo. La fe transfigura nuestra personalidad hasta metas insospechadas. Eso es lo que hoy pedimos hoy para nosotros. Así sea.

English Translation

Second Sunday of Lent (Year A)            

OUR CONVERSION AND TRANSFIGURATION

To follow Jesus, we need moments like the Transfiguration, and thank God, we also receive them, although it may not be as solemn as the one lived by Peter, James and John on Mount Tabor. Moments to realize that Jesus' path is one of light, and that in him the glory of God is truly revealed. We need moments of silence to hear the words of the Father echoing within us: "This is my beloved Son, my chosen one. Listen to him."

Sisters and brothers:

1.  The Transfiguration scene strengthened the faith of the Apostles and helped them understand the meaning of Easter. Peter, James and John felt tempted to settle into that experience of divine ecstasy. "Lord, how wonderful it is for us to be here; let us make three tents." However, this would not be possible, as it was a passing vision. Their mission was to go down the mountain and follow valiantly in Christ's footsteps until the foot of the Cross.

This is also the meaning of our Christian vocation: we constantly need to detach ourselves from the things of this world, because they are passing. Life is a bridge over a river. We aren't meant to stay in the middle, but to get to the other side. To be detached especially from our routine, which makes us stagnate in mediocrity or maybe sin. It is hard, but if the price is not paid, there is no salvation.

2.  Christ's Transfiguration is also a call to hope in eternal life. A future glimpse of the glorious triumph of Christ. When Peter writes to the first communities, he recalls the experience of Mount Tabor: "You have not yet seen Christ, yet you love him; without seeing you believe in him, and you are happy in the radiant and unspeakable joy that is already transfiguring you." This text has been read for two thousand years.

Christ keeps giving us a reflection of his face, "transfiguring" whatever worries us about ourselves. We can leave ourselves in Christ's hands, and He will continue working an imperceptible change, a "transfiguration," in us, at any stage of our lives.

3.  This Lent we should be converted and transfigured so we resemble Jesus more and more. We want to be like Him, reach Heaven so we can be with Him, but can we pay the price of the Cross? Will we be able to conquer our routine and mediocrity? Will we persevere on the road of faith that requires us to be detached from things, to persevere in the use of the proper means, and to abandon ourselves in God's hands to live in sanctifying grace what will soon be the perfection of Paradise?

We need souls transfigured by grace to shine as a ray of light in this world, to be able to show with their holy lives the light of the risen Christ. It's not a question of understanding the person of Christ, but of accepting him. Faith transfigures our personality more than we could ever imagine. That is what we ask for ourselves today. Amen.