Readings
Reading I: Nehemiah 8:2-4, 5-6, 8-10 |
Preaching TipDon’t Preach to the Choir
For today’s preaching tip, we want to make sure that the Word of God is preached to every person on earth. And this means preaching to those who have never heard of Christ.
A growing trend among Catholic clergy is to move their parish from a “state of maintenance” to a “state of mission” (for example, see Divine Renovation, by Fr James Mallon).
One of the hallmarks of this approach has to do with retooling the homily. Instead of “preaching to the choir”, the clergy preach to the person who is in the pews for the very first time.
This does not mean that the faithful parishioners do not get any attention. But it does mean that the way of preaching is adapted so that if someone walked in the door of the church for the first time, they would be able to understand what was happening and would feel welcomed.
If we want those people who are “seekers” and “nones” to come to mass on Sunday, we will need to start providing them with a message that resonates.
We can take the easy way out and preach to the choir. Or we can take the hard road, and with a little daring begin to preach to those who are not yet Christian.
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C To 3
LA REVOLUCIÓN DEL REINO
Después de escuchar el evangelio de San Lucas podemos imaginar la escena: Es sábado. Jesús recita solemnemente el canto del profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí por eso me ha ungido y me ha mandado para anunciar a los pobres un alegre mensaje, para proclamar a los prisioneros la libertad, para dar a los ciegos la vista". Sus gestos son lentos y majestuosos como se acostumbra en la sinagoga para manifestar el respeto hacia la Palabra de Dios: Después comentó: "Hoy se cumple esta Escritura".
Queridos hermanos y hermanas:
1. Jesús da inicio a su misión anunciando la venida de un nuevo Reino. En un mundo lleno de maldad y de egoísmo empieza a propagarse silenciosamente la revolución del amor y del perdón. Jesús tuvo poco tiempo para anunciar su Evangelio. En el mundo había muchos más pobres, enfermos, desesperados, débiles y, sin embargo, nos dice: "se cumple hoy". Pensaba en nosotros porque también hoy podemos decir: "se cumple hoy". Cada vez que algún pobre recibe la buena noticia, o un pecador el perdón, o un enfermo la curación o la asistencia digna, o se da un pequeño paso en el avance de la libertad, de la justicia o de la paz, se va estableciendo el Reino ya aquí en la tierra; aunque no debemos olvidar que es de Dios. Es gracia. Es salvación.
2. Jesús predica un Reino de santidad y de amor, pero también de libertad y de justicia y elige construirlo en el corazón del hombre. Es allí donde se enciende la primera chispa de la verdadera revolución del mundo. Solamente Cristo es capaz de dar respuesta a los grandes problemas de la humanidad: Los políticos, con sus tratados y su diplomacia nunca han conseguido devolver la paz a los países que agonizan; las campañas de la radio o la televisión no han sido capaces de disminuir el hambre de los pueblos subdesarrollados. Las injusticias en el mundo del trabajo y la marginación de los enfermos y ancianos no se resuelven con manifestaciones callejeras. La verdadera salvación del hombre será con Jesús y en Jesús.
3. Cada vez que nosotros nos reunimos para celebrar la Eucaristía anunciamos y celebramos la buena noticia de la salvación. Nuestro encuentro se parece a aquel de Nazaret. También nosotros escuchamos la lectura de la Palabra de Dios, también la explicamos y también celebramos con alegría la acción de gracias. Anunciar la Palabra y celebrar la Eucaristía es la mejor noticia para nuestro mundo, pero muchas veces no lo parece. ¿Cómo puede parecerlo si venimos como obligados, si a menudo llegamos tarde? Deberíamos creer que Cristo en persona está aquí como estaba hace dos mil años en Nazaret. Entonces cambiaría nuestro rostro y lo proclamaríamos con una alegría gozosa.
Salgamos de esta Misa repitiendo con Jesús: "Esta Escritura se cumple hoy en mi vida". Nuestros padres repetían siempre, en las buenas y en las malas: "¡Que se haga la Voluntad de Dios!" Nada ocurre sin que él lo quiera. ¿Hemos aprendido a reconocerlo en todo? No olvidemos que nuestra familia será más armoniosa, el trabajo más llevadero, la sociedad más justa, la comunidad parroquial más fervorosa, si cada día iluminamos con el mensaje del Evangelio el gran desafío de construir un mundo de paz y de progreso; un mundo de valores y de religiosidad. Eso es el Reino de Dios.
Third Sunday in Ordinary Time (Year C)
THE REVOLUTION OF GOD'S KINGDOM
After hearing th