Readings
Reading I: Isaiah 62:1-5 |
Preaching TipTell Them Why It Matters (aka pre-evangelization)
There is a common Monday morning mistake we make as preachers when we sit down to prepare next week’s homily. We launch right into the main ideas of the homily without taking time to ask ...why should anyone care at all about what I’m going to say?
Finding an answer to that question is an exercise of “pre-evangelization”. This means that we consider that the people to whom we are preaching come from a culture that has stopped caring about the Gospel message and assumes they’ve “heard it all already”.
Creating some tension by presenting a problem that the people in the pews actually have, and how what you are going to say will solve it, lays the groundwork for a more attentive audience.
It is just the case that often the younger people in the pews will not be interested in either liturgical minutiae or the “funny thing that happened to Fr. Bob on the way to the post office”.
But they will want to know why they don’t feel loved, why there is evil in the world, or perhaps why “bad things happen to good people”.
And so, before we start writing out our “three points” for the homily, start with a pre-evangelization question. For today’s homily, perhaps asking: why should anyone care that 2000 years ago Jesus went to a wedding and changed water into wine? |
C To 2
EL BUEN VINO DE LA BODA
La Misa de cada domingo es para nosotros una fiesta. Venimos a buscar el vino bueno que Jesús nos ofrece; el vino bueno de su palabra, el vino bueno de su amor, el vino bueno de su Cuerpo y Sangre que se nos da como alimento y alegra nuestra vida. Hoy el Evangelio de San Juan nos cuenta el primer milagro que realiza Jesús en el más bello escenario: un banquete de bodas. Nos habla del amor y del papel de la mujer. ¡Cómo se iluminan nuestros conceptos de matrimonio y familia en esta boda de Caná! El cristianismo es una fiesta de bodas porque nos permite vivir en una maravillosa intimidad con Dios y la unión matrimonial no es sino una pálida imagen.
Queridos hermanos y hermanas:
1. ¿Qué aprendemos sobre el amor? El amor humano no es solamente la unión de los cuerpos, sino una comunión entre personas que las une en la vida y en su destino y que florece en la plenitud de la alegría. Jesús anuncia y exige un matrimonio indisoluble. Un matrimonio fundado en un verdadero amor tiene que ser exclusivo, total e incondicional para toda la vida. Nuestra sociedad necesita hoy hombres y mujeres que sepan defender el proyecto de un amor fundado en estos principios y que comprendan al mismo tiempo a los que son incapaces de vivirlo.
2. ¿Cuál es el papel de Jesús en una familia cristiana? Cristo no puede ser un simple invitado en nuestras bodas, sino el que se ha de quedar con nosotros cuando todos los demás invitados se hayan marchado Cristo quiere ser el testigo del cariño de los esposos, el garante de su felicidad, el mediador en sus conflictos, el confidente de sus problemas, el amigo que los saca de apuros cuando empieza a escasear el vino; y sobre todo esto, el que les dé la alegría de vivir, convirtiendo el vino del amor humano en el generoso vino de última hora: el vino del amor cristiano. Por eso el matrimonio cristiano no puede ser nunca un egoísmo a dúo, ya que representa el amor infinito que Dios nos tiene.
3. ¿Hemos valorado ya el lugar de la Santísima Virgen como maestra de nuestra vida? Su breve intervención pone de relieve el papel que desempeña como mediadora en el misterio de la redención. La presencia de María es rica en detalles de exquisita feminidad y discreción, atenta y eficaz como una verdadera madre. En este pasaje leemos las únicas palabras de María en el cuarto Evangelio: "No tienen vino". En el Antiguo Testamento el vino simboliza la plenitud de gozo en el amor entre esposa y esposo. Así debe ser tu mirada que no pone en discusión la fidelidad de Dios, que no se preocupa sólo de sí y de las propias ganancias sino que se da cuenta de la "sed de vino" de tanta gente que está a nuestro alrededor y que ha perdido hasta el gusto de vivir. Esta ha sido la actitud de María en Caná y esta debe ser la nuestra.
Finalmente, que no se nos escape un detalle importante: cuando hacemos en nuestra vida "lo que él dice" todo se convierte en "mejor". Es la acción transformadora de Jesús. Hemos de ser el agua convertida en vino para nuestros semejantes. Nosotros mismos nos convertimos en "milagros" de Cristo, para que el mundo crea. Un signo privilegiado es la vivencia fiel del matrimonio cristiano. La familia que de allí nace seguirá siendo la base de la sociedad perfecta, más feliz y más humana. En un tiempo de crisis como el nuestro, pidamos a Dios que bendiga a todas nuestras familias.
Second Sunday in Ordinary Time (Year C)
THE GOOD WINE AT THE WEDDING FEAST
Dear Brothers and Sisters: