ePriest.com: Your Spanish Homily

Readings

Reading I: Isaiah 61:1-3, 6, 8-9
Psalm: Psalms 89:21-22, 25, 27
Reading II: Revelation 1:5-8
Gospel: Luke 4:16-21

Preaching Tip

Keeping the Reservoir Fresh

If you are a young priest, may I therefore exhort you with all the sincerity and friendliness at my command to cultivate and preserve the habit of reading, to look upon books as friends who will see you safely through many a difficult period in your priestly life and provide an anchorage in many a storm? 

  • Love to let other minds speak to you through books, more especially great minds in the true Christian tradition.
  • Never allow yourself to drift too far from a true appreciation of the liberal arts; and if your mood is too restless to enjoy a quiet hour with great literature and poetry, you have no one to blame but yourself.
  • There are times of course when the business of life presses hard upon us, but I am venturing to remind you that if you have ever refreshed yourself in your leisure moments with good and reflective reading you will know from experience that there are more peaceful, restful pastures in which to laze and graze than the local cinema or indulgence in idle and even frivolous companionship.

Ferdinand Valentine, O.P. The Art of Preaching, p22

Holy Thursday (Years A, B, C)

                                                                                                        JUEVES SANTO

Un día como hoy Jesús, la víspera de su pasión, se reunió con sus discípulos en el cenáculo e instituyó el sacramento de la eucaristía diciendo: "Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros". Este es el motivo de nuestra gran alegría, hermanos y hermanas.

Cantaremos el "gloria" para agradecer el regalo de aquella primera misa y de los primeros sacerdotes, pero con un gozo contenido, porque también vamos a acompañar esta noche a Jesús en el huerto de los olivos, traicionado, abandonado, maltratado. Podríamos decir que la alegría es por nosotros y el dolor por Él.

1. La Iglesia conserva en su memoria dos gestos de Jesús: el primero es la fracción del pan, el segundo el lavatorio de los pies a sus discípulos. Ambos constituyen la herencia que nos ha legado el Señor. Lo que Jesús hizo en la última Cena es para nosotros los cristianos la expresión del amor de Jesús a los hombres y el mandamiento de amarnos los unos a los otros.

2. El distintivo de los cristianos es el amor: En esto conocerán que somos sus discípulos, en que amamos a nuestros hermanos cuando les damos el pan de la eucaristía y cuando les lavamos los pies en el sacramento del perdón. Comulgar con Jesús es siempre comprometerse con su causa. ¿De qué nos sirve comer juntos un mismo pan en las iglesias, si después nos quitamos el pan los unos a los otros?

Nadie podrá reconocernos en el mundo como discípulos de Jesús, si llegamos a perder nuestras señas de identidad. Nadie dará crédito a nuestras palabras y a nuestra misión, porque seremos como embajadores sin credenciales.

3. Los discípulos, que comieron y bebieron con él, lo abandonaron. ¿Qué hacemos nosotros? ¿Lo abandonamos también apenas concluida la celebración eucarística? No basta ofrecer al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, sino también debemos ofrecernos con Jesús al Padre por amor a todos los hombres. Por eso comulgamos con Jesús y nos unimos a su sacrificio.

Esta tarde él nos vuelve a decir una vez más cuánto nos ama, a pesar de que nuestros pecados sean la causa de su pasión. Acerquémonos al misterio de la pasión como Juan llenos de amor y fidelidad, o como Pedro con lágrimas de arrepentimiento; pero no como Judas con un beso traidor. Ojalá que estos días santos dejen en nuestra alma los frutos de la redención que nos obliguen a hacer un cambio en nuestra vida de entrega a Dios y le digamos: "Señor Jesús: ayúdame a luchar para serte fiel hasta la muerte".


English Translation

  Holy Thursday (Years A, B, C)                                                             &nbsp