Readings
Reading I: Exodus 16:2-4, 12-15 |
Preaching TipWeek 18 OT B Preaching Tip Helping those who Grumble – Addressing the Unspoken Hurts. Like Moses, we as pastors who are looked to for support, often encounter people in ministry who are angry at God or at the very least perhaps bitter at God. The source of the anger and bitterness could be coming from some “unanswered prayer”. Perhaps it was a prayer to win the lottery, or for a health diagnosis to go away, or something of that sort. When the prayer went unanswered, the person may have gotten angry or bitter or felt abandoned by God. We know that Jesus didn’t promise us health and wealth in a purely earthly sense. Rather, he invited us to the cross. We as priests know that, but our parishioners may not! We should assume that there are a lot of people in the pews who may be harboring some unspoken “hurts”. They may not express them out loud, but they are feeling them. Therefore, a tip for preaching is to address elements of the Christian life that may seem problematic. This is not about addressing “hot button” issues. It is about going deeper and being very honest and real while we are preaching. Never assume that having faith is simple, having hope is easy or that loving another person is a walk in the park. Being a Christian can be very hard! If we recognize that there are difficulties and problems in life, and when we make it ok to have some doubts or real questions, we can do a lot of good for the flock. The unspoken hurts can in some ways become “spoken” and expressed, leading to personal growth. |
B To 18
¡DANOS SIEMPRE DE ESTE PAN!
Todos los domingos dejamos nuestras casas y nos olvidamos de las preocupaciones del trabajo para ir a la Misa en la parroquia. ¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué lo vienen haciendo los creyentes desde los primeros siglos del cristianismo? Será muy provechoso que hoy y los dos domingos siguientes busquemos una respuesta en la lectura del Evangelio de San Juan en donde narra la multiplicación de los panes y el discurso eucarístico de Jesús. Jesús es el pan que da la vida.
Hermanas y hermanos:
1. La gente seguía a Jesús porque había multiplicado el pan y había quitado el hambre a miles de sus seguidores. Pero Jesús les reprocha: Vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No buscan relamente al Jesús de los milagros sino los milagros de Jesús.
El ser humano es un mendigo. El hombre es un ser lleno de necesidades. Nada satisface del todo su deseo. Entonces su grito se dirige a Alguien para que venga en su ayuda. Y nosotros ¿Participamos en la Misa dominical porque sentimos hambre, tenemos miedo, estamos agobiados?
2. ¡El hombre necesita salvación! Es verdad que muchos sólo piden a Dios cosas.
Le pedimos el pan de cada día y cuanto necesitamos para vivir, pero esas peticiones concretas están expresando nuestra necesidad de Dios. Por ello san Agustín advertía: "Dios escucha tu llamada si le buscas a él. No te escucha si a través de él buscas otras cosas". A la hora de la comunión sintamos que Jesús nos hace también a nosotros aquella gran revelación: "Yo soy el pan de la vida; quien viene a mí ya no tendrá más hambre, y quien cree en mí no tendrá más sed".
3. Jesús les habla de otro pan. La vida es un camino donde necesitamos alimentarnos para seguir adelante y Jesús nos recuerda que Él es el pan que da la vida eterna. El gran debilitamiento espiritual de muchas personas (falta de sentimientos, falta de amor, falta de fe y de esperanza, falta de solidaridad con los más débiles...) es debido a que no se alimentan adecuadamente, son anémicos de espíritu y raquíticos de esperanza.
Hermanos: Hagamos de cada Misa una verdadera fiesta como encuentro personal con Cristo. En ella nos entrega el pan de su Palabra y el pan de su Cuerpo. Una fiesta no se improvisa. Por eso hagamos el compromiso de prepararla durante la semana. Nuestra oración, nuestro servicio al prójimo, el cumplimiento de nuestro deber debe ser el pan que llevemos al encuentro dominical para que el Señor lo bendiga y multiplique.
Jesús nos ha dejado su vida, su Iglesia y su cuerpo, para que tengamos vida y vida abundante. Nuestra oración debe ser esta: ¡Señor, danos siempre de ese pan!
18th Sunday in Ordinary Time (Year B)
GIVE US THIS BREAD ALWAYS!
Every Sunday, we leave our homes and forget the worries of work to go to Mass in the parish. Why