Readings
Reading I: Genesis 22:1-2, 9, 10-13, 15-18 |
Preaching TipFormal or Informal? Although the Mass is the most solemn affair that happens on earth, it is also a family gathering. We know the people we are speaking to in the homily, and they know us. Therefore, we should speak as a father, not as a dignitary. Our dignity, in fact, should be found not in rhetorical flourishes, but in the clarity, truth, goodness, and urgency of our message.
Adapted from "How to Make Us Want Your Sermon" by O'Brien Atkinson |
B 2 Cuaresma
QUÉ BIEN SE ESTÁ AQUÍ
La transfiguración es un paréntesis en la vida de Jesús que se presenta en tres actos: Jesús lleva consigo sólo a tres discípulos a un monte alto y se transfigura ante ellos; el Padre declara que Jesús es su hijo predilecto y exhorta a escucharlo; los discípulos gozan de un adelanto de la verdadera felicidad: "¡Qué bien se está aquí!". Recorramos también nosotros este episodio misterioso para ver, junto con los dicípulos, al menos una chispita de la divinidad.
Hermanas y hermanos:
1. El progresivo descubrimiento que los discípulos van haciendo de Jesús-hombre les lleva gradualmente a entender su persona divina. Es un itinerario difícil; es un camino de fe oscura. A veces nos ocurre que hablamos de Jesucristo como si fuera un Dios disfrazado de hombre, pero caemos así en una verdadera herejía. ¿Cómo superar esta visión tan humana y ver con otros ojos su condición divina? No hace falta ir muy lejos porque "en lo profundo del corazón humano duerme una chispita de Dios". Esta porción de eternidad es lo que nos distingue de los demás seres del cosmos.
2. Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, subió a lo alto del monte y se transfiguró en su presencia. Allí les fue dado entrever lo que aún está por ver y creemos. "Su rostro resplandecía como el sol; sus vestidos más blancos que la nieve". Examinemos nuestra propia vida y respondamos con la mano en el corazón: ¿Mi rostro refleja con transparencia ese fuego que brilla cuando Dios está presente, y que es capaz de transfigurar la realidad más humilde o el más insignificante de mis actos? ¿Estoy dispuesto a reconocer en mis hermanos el rostro del Señor
3. Durante toda la cuaresma se ha repetido insistentemente la misma voz: "¡Escuchadle!" Escuchar a Cristo. Hoy se oyen muchas cosas pero se escucha poco. La Palabra nos llega a través del lenguaje de los hombres y de los acontecimientos, pero para acogerla necesitamos la paz del espíritu, un poco de tiempo y un silencio especial.
Lo más importante que debemos escuchar es el mensaje de esperanza que Cristo transfigurado nos comunica en el Tabor. Confiar sin límites en las promesas de Dios, para que nuestra esperanza supere todas nuestras razonables expectativas humanas y esté fundada sólidamente, no en los cálculos de los hombres, sino en la Palabra de Dios. Sólo así sentiremos cómo todas nuestras posibilidades se crecen y disparan en alas del poder de Dios, que resucitó a Jesús de entre los muertos.