Readings
Reading I: Exodus 3:1-8, 13-15 |
Preaching TipAvoid this Spiritual Deepity: “Everything Happens for a Reason”
As priests and deacons, we often experience a perplexing and humorous reality regarding our preaching. We are often surprised to hear people quote back to us different ideas or phrases from one of our recent homilies. What people remember from a homily and what they insist helped them the most is often something that had nothing to do with the point we wanted to make!
What we think is the best part of the sermon often is forgotten for some other part that seems only secondary.
This is why every part of a homily is important. We don’t know what people are going to take to heart.
Because of this, it is important to be careful with “spiritual deepities”. These are those spiritual platitudes and spiritual cliches that we may say when we don’t exactly know what to say. These often are tempting to use to “land” a sermon, to close out a thought, or to summarize what has been said.
Some “spiritual deepities” are downright false and harmful. Today, a spiritual cliché that is common to hear is “Everything happens for a reason”.
While the phrase can offer comfort, it can also be misleading to some people who sit in our pews.
It seems to imply a deterministic view that every event is directly willed by God, directly caused by God and directly wanted by God. It can overlook the realities of human free will, original sin, and the presence of evil. Some events are the result of bad human choices or just natural consequences.
A person who has suffered any sort of tragedy will be hurt to think that God directly caused that which tore their life apart. The danger of this deepity to seriously wound a person is too much to risk.
And so, a tip for preaching is to be extra careful of the spiritual platitudes and cliches that one may employ while delivering a homily. Listen to the end of a handful of your sermons and take note of the common wordings or phrases that you are using to finish up or summarize your homily. |
Third Sunday of Lent, Year C
CUARESMA PARA CONVERTIRNOS
Jesús cuenta a sus seguidores una parábola que nos incumbe: "El dueño de la viña se acerca a la higuera para recoger sus frutos y no los encuentra". Es Dios que en esta Cuaresma nos reclama algo que espera de nosotros: ¿Nos alegra que Jesús nos pida cuentas? ¿Nos sorprende? ¿Nos da miedo cuando vemos nuestra vida como un árbol lleno de hojas y sin frutos?
Queridos hermanos: El episodio comienza con inquietudes pero tiene un final feliz: Dios hará un último esfuerzo para recuperar su árbol: removerá la tierra, le pondrá abono, y esperará un año más porque tiene paciencia con aquello que él sembró con tanta ilusión. No podemos llegar al final de nuestra vida con las manos vacías. La Cuaresma es una invitación a la conversión.
1. Convertirse es no quedarse estéril, seco y muerto. Dios te creó para la felicidad. No permitas que la rudeza del trabajo, que la melancolía por tu tierra, por tus familiares te roben la felicidad. Que ninguna adversidad borre la sonrisa de tu rostro. No permitas que el veneno del odio corra por tus venas, perdona siempre. Recuerda que la mejor de las venganzas siempre será el perdón.
El cardenal Newman decía que "vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado frecuentemente". No es un signo de inestabilidad sino de apertura a una novedad incesante. No lo vamos a conseguir en un instante, sino que es un proceso que dura toda la vida.
2. Convertirse es dejar que el Evangelio entre en nuestro propio modo de ser y que, poco a poco pueda llenar toda nuestra existencia. La Cuaresma es un tiempo para vivir como Cristo nos enseñó. Decía San Pablo que la fe sin obras es una fe muerta. No tengamos miedo de hacer lo que nos pide. Preguntémonos más bien: ¿Qué haría Jesús si estuviera en mi lugar?
3. Convertirse quiere decir buscar a Dios, caminar con Dios, seguir dócilmente las enseñanzas de Jesús. Primero hay que cambiar por dentro, en el corazón; luego hay que cambiar el mundo iluminándolo con su Palabra. Cuaresma es la primavera del espíritu, es la estación propicia para abrir el corazón. Mira a ver si Dios ya está dentro de él. Cristo nos espera en el confesionario para perdonarnos y olvidar nuestro pasado.
Hermanos: Dentro de unos días celebraremos la resurrección de Cristo. Su victoria sobre la muerte y sobre el pecado es también nuestro nacimiento a la vida nueva de la gracia. Dice el Papa Benedicto XVI: "La Cuaresma es una oportunidad para volver a ser cristianos, a través de un proceso constante de cambio interior y de avance en el conocimiento y en el amor de Cristo". Es precisamente eso lo que Cristo quiso enseñarnos en la alegoría de la higuera.
Third Sunday of Lent, Year C
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